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Cómo comer un Stroopwafel (La manera correcta)
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Antes de entrar en Hans Egstorf—nuestra panadería en Spuistraat—probablemente te detendrás y mirarás hacia arriba. No solo por el aroma a pan fresco y caramelo en el aire, sino por el edificio mismo. Con sus elegantes curvas y su fachada ornamentada, llama la atención silenciosamente. Y con razón: esta es una de las joyas arquitectónicas de Ámsterdam, diseñada en 1898 por Gerrit van Arkel.
Hoy alberga la panadería en funcionamiento más antigua de la ciudad. Pero mucho antes de que nuestros stroopwafels conquistaran corazones en todo el mundo, esta dirección ya era algo especial.
Gerrit A. van Arkel nació en 1858 en Loenen aan de Vecht. Hijo de una familia numerosa, mostró talento desde temprano, incluso tomando clases nocturnas de dibujo arquitectónico mientras trabajaba para carpinteros y empresas de construcción en Baarn y Ámsterdam. Con solo 17 años, se convirtió en profesor de diseño arquitectónico y más tarde se unió a la oficina de G.B. Salm, contribuyendo a proyectos como el Acuario Artis, la Cervecería Amstel y lo que ahora es el icónico local de música Paradiso.
A los 23 años, Van Arkel había lanzado su propia práctica arquitectónica. Su trabajo temprano con el socio W. Wilkens incluyó varias residencias privadas, una de las cuales aún se mantiene como sitio de patrimonio nacional.
Pero fue en la década de 1890 cuando el distintivo estilo Art Nouveau de Van Arkel realmente floreció. Su firma se podía ver por toda la ciudad: la residencia Keizersgracht 766 (1894), el edificio Helios cerca de Spui (1897), nuestra propia panadería en Spuistraat 274 (1898), el edificio de oficinas Astoria (1905) y la Fábrica de Diamantes Asscher (1907), entre otros. Su diseño final, de 1919, insinuaba la influencia de la Escuela de Ámsterdam.
Van Arkel falleció en 1918 en Abcoude. Hoy, muchos de sus edificios están protegidos como monumentos nacionales o municipales, cada uno un capítulo de la historia arquitectónica de Ámsterdam.
Cada día, nuestros panaderos entran en un espacio que encarna paciencia, detalle y artesanía atemporal. Los mismos valores que resuenan en todo lo que hacemos, hasta en nuestros stroopwafels. No es de extrañar que muchos visitantes se vayan con no solo un gofre caliente, sino también una foto de la fachada.
Y nos encanta verlo a través de tus ojos. Así que si has capturado los detalles de nuestra panadería (o tu primer bocado de un clásico relleno de caramelo), no olvides etiquetarnos @HansEgstorf en Instagram. Lo estaremos admirando desde detrás del mostrador.